“El que no vive para servir, no sirve para vivir”
Madre Teresa de Calcuta.
A principios de la humanidad, el hombre dedicó toda su energía y su tiempo en aprender, conocer y reconocer. En encontrar la forma de sobrevivir explorando la manera de alimentarse y evolucionar.
Conforme fue avanzando y evolucionando, siguió en esa búsqueda continua buscando maneras en las que pudiera vivir más cómodo: con luz eléctrica, máquinas que hicieran más fácil su trabajo, que lo transportaran de un lugar a otro; estamos a punto de lograr la “teletransportación” si no es que casi ya lo logramos con los trenes que viajan a una velocidad impresionante o los aviones que nos conectan en pocas horas con nuestros seres queridos.
La verdad es que ahora vivimos muy cómodos ¿no?, por lo menos todos los que tienen acceso a leer este blog lo hacen. Hoy tuvieron algo en su mesa para comer sin necesidad de afilar la punta de la lanza y salir a cazar, o tuvieron acceso al agua sin tener que caminar kilómetros bajo el sol para conseguirla.
A pesar de los avances tecnológicos y de que ahora nuestro panorama mundial se ha “ampliado”, lo que tu vives en tu día a día, no forma parte de lo que viven los demás. El 60% de la población mundial, sufre de hambruna en estos momentos, y no me refiero a que no pueden ir a un restaurante a comer porque no les alcanza, me refiero a que no comerán hoy, literalmente NADA, porque no hay.
Meditemos en esto; casi todo lo que tu tienes hoy, lo tienes gracias a otro ser humano. Sabes hablar porque tus papás te enseñaron a hacerlo, sabes escribir porque tus maestros te enseñaron, tienes luz eléctrica gracias a Edison que inventó el foco. Literalmente, sobrevivir desde tu nacimiento, hubiera sido imposible sin la existencia de otro ser humano. Así es que desde que nacimos, nos hemos dedicado a recibir, a recibir cuidados de los que nos criaron, a recibir consejos, lecciones, dinero, comida, cariño y todo lo que conocemos. Si hemos recibido tanto de otros, ¿no sería increíble poder dar lo mismo a otros? y no me refiero solamente a “devolverle” el favor a nuestros papás o abuelos por cuidarnos, ni hacer lo mismo con nuestros hijos, me refiero a hacer lo mismo por otro ser humano, así como aquellos que inventaron cosas hace miles de años que aprovechamos en nuestro día a día.
Hay muchas razones por la cuales DAR y SERVIR a los demás es de lo mejor que hay, aquí te enlisto algunas:
1.- Dar, genera abundancia: Es real. Seguramente has escuchado sobre la ley del diezmo. Si das el 10% de lo que tienes o de lo que ganas, Dios, el Universo, la Energía Creadora, como quieras llamarle, te regresa 3 veces lo que diste. ¿Cómo funciona? Justo este fin de semana, mi primo me compartió una analogía del Kabbalah muy convincente: ¿Cuánta capacidad tiene un vaso para llenarse de agua?, pues tiene un tope, un límite, cuando el agua llega hasta el borde, no puede llenarse más, el agua se estancará y llegará a podrirse. Pero si le haces un hoyito al vaso, y compartes esa agua, entonces no habrá límite, constantemente estará entrando agua nueva al vaso, no se estancará y no se podrirá.
2.- Cuando dedicas energía a resolver los problemas de los demás, los tuyos desaparecen.- Desperdiciamos mucho tiempo de nuestra vida dándole vueltas a problemas que ni siquiera están en nuestras manos, hacemos tormentas en vasos de agua haciendo suposiciones, deducciones y demás. Si esa energía la utilizamos pensando en otros, no habrá tiempo para pensar en los nuestros. Hace 3 semanas, visité con mi amiga y socia, Diana, el lugar donde será nuestro próximo retiro de Yoga y meditación, se llama Tashirat y está en Tepoztlán; entrar en ese lugar fue como transportarnos a otro planeta, el planeta del servicio incondicional. Mujeres y hombres de varias partes del mundo viven en una comunidad construida por ellos, donde cada uno es papá o mamá adoptivo de 4 o 5 niños rescatados del DIF en muy malas condiciones. Van con la cabeza rapada, visten con túnicas azules y lucen una sonrisa radiante que contagia a cualquiera. Viven para dar, no salen de ahí ningún día. Decidieron dedicar su completa existencia a vivir para los demás, para darles a niños sin papás, la experiencia de una familia, viven en hemosas cabañitas, van a la escuela que ellos mismos formaron y la verdad se ven felices, no solo los niños que son los que reciben, sino los que dan. Échale un ojo, vale la pena: https://tashirat.com/
3.- Dar y ayudar te hace feliz.- Para este punto no tengo ninguna explicación científica, aunque seguro que la hay. Yo lo he experimentado, no hay sensación más bonita que sentirte feliz por haber hecho feliz a otra persona.
Empieza poco a poco a salirte de ti, a quitar el foco de ti, no todo lo que pasa es por y para ti. Somos más de 7, 315, 223, 080 habitantes y todos necesitamos de todos. Dar no se refiere solamente al dinero, también puedes dar un poco de tu tiempo, compartir tus conocimientos, darle una sonrisa a alguien, dar el paso en el tráfico.
Comparte, comparte, comparte… y recibe muchas bendiciones más. Vuélvete una herramienta, un instrumento para ayudar a otros, esa es la mejor manera de trascender.
Una buena forma de empezar a dar es mandándole sanación a alguien. Podemos sanar el planeta y todos los seres vivientes simplemente dirigiendo nuestra atención y energía hacia ella. Te comparto esta meditación para que la hagas cuando quieras, te sanes a ti, a alguien de tu familia, a México, al mundo o al Universo entero.
Posición y mudra:
Siéntate en postura fácil con la columna recta. Dobla los brazos y lleva los codos a los lados del cuerpo, las palmas están planas, mirando hacia y estiradas de tal modo que hay un estiramiento en la muñenca, palmas ligeramente hacia los lados ( 45º grados).
Canta el siguiente mantra:
RA – Energía solar
MA – Energía lunar
DA – Energía terrestre
SA – Infinidad, energía universal
SA – Infinidad, energía universal
SEY – La expresión personal de SA
SO – El sentido personal de unirse con SA
JANG -El infinito, real y vibratorio
Escucha el mantra aquí
Concentración: Los ojos están cerrados y fijados en el tercer ojo.
Tiempo : De 11 a 31 minutos. Intenta lo más que puedas.
Cuando termines:
Cuando finalices, inhala, retén y proyecta la energía sanadora a aquellos que quieres enviársela.
Inhala una segunda vez y projectala de nuevo.
Inhala de nuevo, estira los brazos arriba, sacudelos, relaja y medita en el mantra unos momentos.
Siente una luz dorada en tu corazón, expandiendose y rellenando cada célula de tu cuerpo. Unete con la energia dorada de cada persona del grupo y siente como se expande en la habitación, el piso, el edificio, la ciudad, por todo la región, el pais y despues baña la tierra entera en energía sanadora. Visualiza el medio ambiente curado y los corazones de las personas influyentes y lideres repletos de amor y paz. Proyectate por encima de la tierra y radia destellos de luz dorada sobre la misma. Unete con la luz universal. Gradualmente vuelve sabiendo que puedes mantener esa luz y compartir esa poder sanador simplemente sonriendo y saludando a otros.
Gracias por permitirte recibir algunos mensajes de este artículo, ahora es momento de dar…
Sus Bigler.