“Todo lo malo viene cargado de algo bueno.” “Todo pasa por algo.”
“Todo pasa para que podamos crecer”.
Mmmhhh… no me convence…
Escuché miles de frases como estas cuando mi papá se murió. Parecía que estas frases se las habían programado a todos en la cabeza porque la gente no dejaba de decírmelo. De hecho, creo que yo también lo decía mucho en velorios o cuando a alguien le pasaba una tragedia, pero ahora veo las cosas muy diferentes.
Mi papá no se murió porque debían llegarme cosas buenas, o porque necesitaba crecer, mi papá se murió porque le dio un derrame cerebral masivo y porque hubo negligencia médica en el hospital, se murió porque la gente se muere, porque no somos eternos y porque el cuerpo se acaba, no por un plan divino diseñado para mí, mi mamá o mis hermanos. Se murió porque la vida así es y punto, pero ni él, ni Dios, ni el Universo, lo planearon así para nosotros.
Ahora, si creo que está en nosotros vivir la situación de acuerdo a cómo decidamos tomarla. Una situación podemos vivirla pasivamente (tirarse al drama, creer que es una maldición que cayó sobre mí, que jamás podré reponerme a ese hecho, que la vida es un valle de lágrimas interminable) o vivirla de manera responsable y poner toda nuestra energía para sacar alguna lección de ese hecho y salir adelante. Eso hice yo.
Hoy hace 3 meses, sentí el dolor del alma más fuerte que había sentido, por momentos creí que no lo iba a poder soportar, quería correr a otra Galaxia, desaparecer, hundirme en la tierra, estuve en el limbo durante el velorio y los días siguientes, hasta que YO decidí, no Dios, ni el Universo, ni el plan Divino diseñado para mí, que quería salir fuerte de esa situación, que mi papá me había criado de cierta manera y que sus lecciones no se iban a quedar tiradas en una cama y embarradas en un kleenex lleno de rímel. Era el momento exacto para que esas lecciones tomaran vida. Entonces decidí actuar. De 3 meses para acá he leído 4 libros sobre duelos y espiritualidad, más de 10 artículos, he meditado, escrito, platicado sobre el tema y tomado terapias de Thetahealing, lo he hecho porque así soy yo, no porque el hecho me hizo así o porque la muerte de mi papá me hubiera traído cosas buenas, lo hice porque así lo decidí y porque así me formaron mis papás.
Creo que esto tiene mucho peso en la vida, a veces nos rendimos o victimizamos creyendo que todo fue diseñado así para nosotros, pasamos por una tragedia esperando que Dios nos mande la bendición que viene con ella, y si no llega, nos deprimimos más y la seguimos esperando – ¡porque yo me la merezco! ¡ya la vida me castigó, ahora tiene que premiarme! – perdón, pero no creo que la vida sea así. Las bendiciones de la vida están ahí, nosotros tenemos que buscarlas, y no después de una tragedia, sino siempre. Estamos llenos de herramientas para salir adelante, para crecer, pero todo el tiempo, no a costa de la muerte de alguien, o de la ruptura con el amor de nuestra vida, el crecimiento está ahí, frente a nosotros, sólo hay que ir por él.
Todo pasa por algo si así nosotros lo creamos, y no es que pase a propósito, ese algo pasa porque pasa, así de cruda es la vida, pero nosotros podemos darle significado a ese algo. Hay gente que no libra los duelos, que se muere de depresión, se enferma o se suicida, no creo que haya tenido que morirse alguien antes para que ese otro se pudiera morir, ¿dónde estaría su bendición o su cosa buena entonces?
Veamos las cosas como son, tomemos responsabilidad de nuestras vidas, no es fácil, se los digo yo, cuesta y mucho, dejar la victimez no es nada cómodo, requiere de un desapego enorme y de un trabajo diario, pero vale la pena.
Hoy, a 3 meses de ese huracán que se llevó parte de mi corazón, puedo hablar del tema con una perspectiva diferente, busco todos los días encontrar bendiciones que apapachen mi corazón, recibo señales inexplicables que me manda la energía que ahora es mi papá, lloro diario, pero lloro para liberar, no para sufrir más.
Porque de la muerte de mi papá yo hice algo, no la muerte de mi papá hizo algo de mi…